Sobre la superficie de la excavación debe extenderse una capa de hormigón de regularización de baja dosificación. Esta capa se suele llamar hormigón de limpieza o solera de asiento. Su espesor debe ser de 5 a 10 cm. El objeto de esta capa de hormigón es lograr una superficie lisa y horizontal para la colocación de las armaduras y que permita una rápida limpieza de tierras desprendidas u otros objetos del fondo de la excavación.
El hormigón de limpieza, en ningún caso debe servir para
rasantear cuando en el fondo de la excavación haya fuertes irregularidades.
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