— El terreno firme o la zona estable se encuentran a una profundidad demasiado grande para construir zapatas convencionales pero no lo suficientemente para obligar al empleo de pilotes, es decir, entre 3 y 6 m como valores típicos.
— La obra es tan pequeña que razones de espacio o económicas no justifican recurrir a un pilotaje.
— Existen esfuerzos horizontales que hay que absorber con la colaboración del terreno a empuje pasivo.
Los pozos plantean en algunos casos problemas de agotamiento y muy frecuentemente de entibación y de seguridad del personal. Aunque existió una larga tradición de constructores de pozos de cimentación en ladrillo o mampostería, conectados en cabeza por arcos y bóvedas, actualmente esta actividad ha quedado reducida a obras de recalce. La solución puede ser satisfactoria cuando la excavación es realizable con pala y algo menos cuando se emplea maquinaria para pilotes de gran diámetro.
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