La idea nació de la necesidad del hombre de trasladar y distribuir el agua a los lugares más apartados o desde sus fuentes a los lugares de vivienda. Uno de los acueductos de Jerusalén tenía mas de 32 km de longitud, en algunos tramos se servía de túneles excavados sobre las rocas y, en otros, de puentes de mampostería, cuyos arcos salvaban las quebradas o cruzaban los terrenos bajos.
En Europa los griegos fueron los primeros que construyeron acueductos, pero los romanos pusieron mayor empeño en solucionar el problema y construyeron su extensa red de acueductos para traer las aguas limpias de los montes Apeninos hasta la ciudad, intercalando estanques y filtros a lo largo del recorrido del agua para asegurar su calidad. Este sistema de suministro de agua decayó con la desintegración del imperio Romano.
El invento de la bomba en Inglaterra a mediados del siglo XVI impulsó las posibilidades
de desarrollo de sistemas de suministro de agua. En Londres la primera obra de bombeo de agua se finalizó en el año de 1562. Se bombeaba agua de río a un embalse a unos 37 metros por encima del nivel del Tamesis, y desde el embalse se distribuía a los edificios vecinos a través de tuberías aprovechando la fuerza de gravedad. En la foto 1.1 se muestran dos acueductos de la antigüedad.
1 ACUEDUCTO SEGOVIA ESPAÑA
PONT DU GARD FRANCIA
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