Esta técnica es muy adecuada para muros altos en zonas con problemas de cimentación, en espacios abiertos y cuando se puede ocupar el terreno de trasdós. Consiste, en esencia, en reforzar un terraplén con bandas de acero, generalmente en planos horizontales, que se unen a las escamas prefabricadas que constituyen el paramento continuo de un muro de poco espesor.
Las bandas —o armaduras— suelen ser de chapa metálica de varios metros de
longitud (del orden del 80% de la altura de la estructura), de 2 a 12 cm de
anchura y 3 a 5 mm de espesor. Suelen realizarse en acero dulce, galvanizado
para obras permanentes y sin galvanizar para obras temporales. A veces llevan
resaltes para aumentar el rozamiento con el relleno que les rodea.
El relleno es granular, para que su rozamiento con la
armadura sea grande y no haya problemas de drenaje interior. Generalmente se
exige que el contenido de finos sea inferior al 15%. En caso contrario, el
rozamiento interno ha de ser superior a 22° y no contener más de un 2007o de
partículas inferiores a 15 micras.
En la fig. 7.19 se da una idea básica de proporciones necesarias para asegurar la estabilidad de un muro de tierra armada.
Las posibilidades de variación que presenta la realización de su paramento, confieren a esta solución muchas ventajas de tipo estético para obras permanentes.
Fig.
7.19 Proporciones orientativas en muros
de tierra armada.
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