Problemas según las distintas regiones:
- En zonas frías – húmedas → tanto las sales de los morteros como el congelamiento del agua instalada en ellos (entre el mortero y la placa) producen expansiones que empujan a la placa hacia fuera, provocando su caída.
- En zonas lluviosas → el agua penetra por las juntas y la cal libre contenida en los morteros, formando un carbonato de calcio y sal, que manchan en forma permanente a las piezas o en el peor de los casos las desprende. Las manchas son de aspecto blanquecino – grisáceo, que les dan muy mal aspectos.
Las sales en contacto con el aire llegan a tomar una consistencia rocosa capaz de fisurar las placas. Estas manchas son de aspecto blanquecino grisáceo, formando gotas solidificadas de muy mal aspecto, que Al entrar en contacto con el aire endurecen de tal manera que es imposible su remoción con agentes limpiadores comunes.
Estos inconveniente la mayoría de las veces obligan a un repulido de las placas, el cual es imposible de realizarse sin alterar las piezas con una pequeña depresión en sus superficies, por lo que convienen realizarlo en talleres, lo que implica un desmontaje de las piezas para su traslado.
Cada placa debe tener la suficiente auto sustentación (deben estar suspendidas independientemente una de otra) para evitar la falla o caída en cadena.
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